Una noche de lunes del 03 de agosto del 2020.
Han pasado muchas cosas en este tiempo. Cosas que nos han mostrado de forma brusca lo frágiles que somos como individuos, colectivos, sociedad y seres supuestamente racionales que buscamos el encuentro con el otro para construir mejores lugares en donde vivir. Llegó el año 2000 y muchas personas pensaron que se acabaría el mundo, llegando a predicar en función de ello y junto con esto, se dio lugar la aparición de falsos sabios, falsos profetas y una enorme cantidad de seres especiales que para la psicología tradicional son sólo herederos del famoso "Síndrome Mesiánico". Bueno, cada uno sabe lo que hay en su propia cabeza, aunque cuando releemos a Freud hasta eso se pone en cuestión con esto de que las pulsiones de nuestro inconsciente son las que verdaderamente nos influyen en nuestro ser. Mmm, aunque está bastante criticado, no quiero ser mentiroso en decir que yo bastante le creo a su análisis y sobre todo cuando se da el trabajo de analizar la sociedad en la que estamos. Obviamente, muchos otros "lo superaron", variaron sus postulados complementaron otros y rechazaron los más decidores. Como sea, si vemos la sociedad como un organismo vivo, también podríamos decir que existe un inconsciente, una historia y unas pulsiones que están presionando para salir, dados nuestros sucesos históricos que nos construyeron y deconstruyeron como sociedad y seres colectivos. Leí desde Aristóteles hasta Maturana buscando miradas que permitiesen entender qué hay dentro del humano que nos hace construir las creaciones más hermosas y angelicales del mundo, pero también ser autor de las aberraciones y tragedias más lamentables del planeta. Varios tenían sentido y muchos y muchas me permitieron forjar una idea de qué sucede con nosotros. Y fué que me encontré con el famoso "coaching ontológico" que uufff, vaya que me llamó la atención sólo por el nombre, porque -digámoslo- esa mezcla de conceptos desde la cultura deportiva y las reflexiones filosóficas, vaya que han permitido acercar a personas a este deseo de encontrarse consigo mismos. O sea, pareciera que la Biblia, la poesía y la literatura "no dieron el ancho". Pues bien, indagando sobre esto y mucho más y viendo diversos análisis al respecto me pude dar cuenta que de couching podria decirse que poco tiene (más condicionamiento o algo por el estilo) y de ontológico creo que Aristóteles y Hegel, junto con Spinoza y Kant se sacuden en sus criptas. Dicho de otra forma, ¿qué diría Heidegger al observar que su tremendo libro "Ser y Tiempo" se redujo a un conjunto de frasesitas exitistas que promueven el yo puramente individual; o ¿qué diría Aristóteles al ver que la Ontología, esa tremenda área de la Filosofía se reduce a cuatro páginas de una revista que nos llama a ser puramente exitosos, sin entender la idea de vacío que existe para la aproximación del Ser?. En ese tremendo libro "Ser y Tiempo", Heidegger indica que "los conceptos y proposiciones fenomenológicos, están expuestos por el hecho mismo de comunicarse en forma de enunciado a la posibilidad de desvirtuarse. Se propagan en una comprensión vacía, pierden el arraigo en su propio fundamento y se convierten en una tesis que flota en el vacío". En simple, un concepto que sale desde una comprensión experiencial, se traspasa a otro ámbito y quien recibe este concepto, le da su propia interpretación. Con esta simple parte del libraco que menciono, no sé si será parte del análisis que llevan a cabo estos famosillos que hacen "coaching". Lo que han hecho, es traspasar el amplio legado de la Ontología a una cuestión de "autoayuda" dejando de lado toda la sabiduría que implica su estudio. De hecho, esta moda se inició un tiempo atrás y se les colocó una cantidad enorme de apellidos. ¿O acaso nunca han visto, leído o le han ofrecido cursos de Coaching empresarial, Coaching lúdico, Coaching interpretativo, Coaching experencial, etc.? En fin, el asunto es que con un dominio bastante elevado de persuación, un poco de retórica y una mirada angelical, te hablan de lenguaje, emociones y corporalidad, ¿para qué?, para convertirte en una persona exitosa y que sea capaz de cambiar su mirada (fíjense que es tan radical esto del cambio de mirada que uno de los gurúes de esta moda es nada más ni nada menos que Fernando Flores y -a sabiendas que estoy recurriendo al argumentun ad hominem- es bueno recordar que fue ministro de Allende para con los años pasar a ser parte del equipo de campaña de Piñera (o sea, o es un sabio nivel Dios o simplemente nunca fue lo que Allende creyó). El asunto, es que cuando caes en sus redes, te hablan sobre el cambio de mirada y le dan con esto de esta partecita que sí que es buena, le han llamado "Ontología del Lenguaje" y con eso se pasean desde los mismos presocráticos, pasando por Nietzsche (sí, ese mismo, el de Zaratustra) para darle un sentido pragmático a la comunicación que al fin y al cabo tiene un paradigma empresarial. Con esto, quien hace las veces de receptor se convierte en "cliente". "Tus fracasos se deben a tu errada manera de interpretar y observar la realidad", es la idea que te instalan y uno, sin mayor procesamiento de la información, lo encuentra como algo demasiado elevado y mira a quien me hace couching como un alma caída del cielo. Entonces, pasamos a la etapa de cambiar la mirada y tener otros resultados. Fijate que hace muuuuuchos años atrás, la historia definió sus etapas en cuatro (a menos que esté poco actualizado en mi conocimiento) y una de esas etapas fue la época medieval a la cual se le llamó "la etapa del oscurantismo" porque detuvo todo el avance científico y filosófico que había hasta ese momento (que era bastante, hay que decirlo, al punto que lo del incendio de la biblioteca de Alejandría destruyó libros preciados y escritos científicos importantísimos, fue parte de la destrucción de todo aquello que nos "separara de la verdad") y se dió paso sólo a las reflexiones de orden religiosa y dogmas que se les hacía ver a las personas como "la verdad absoluta", dejando de lado lo que se habia avanzado hasta ahí. Se les "lavaba el cerebro". ¿No te parece extraño?. Bueno, teniendo en cuenta esto, se puede entender esa histórica disputa intelectual entre Maturana y Echeverría (no es tío mío por si acaso, jajajajajaja) quienes se acusaban mutuamente de usos y mal usos de conceptos propios, pelea que no sé en qué terminó en realidad. Igual no es dudable que un buen couch ayude a algunas personas si realmente generan cambios en ellas, no es mi idea ser un apologeta de la ontología clásica; si le hace bien, siga con ello, pero lo que sucede en realidad no es más que psicología básica que un buen amigo haría en una larga noche con una buena chela en la mesa. No veo que se hable del SER que promueve el estudio de la Ontología. Lo que sucede es que al hablar de Ontología, se habla también de la angustia y la importancia que tienen su existencia y esencia en la construcción y deconstrucción de nuestro propio yo. Y no creo que busquemos alguien que nos descubra nuestra propia angustia. De hecho, cuando Heidegger habla del Ser, indica que su real encuentro es en la angustia y en la muerte asunto que no tiene mucho que ver con esta práctica del couching ontológico.Con todo esto ¿quiero decir que la religión, la terapia, los gurús y los coach
son ilusiones o estafas y que sería mejor leer a Platón, Spinoza o Wittgenstein? No.
Bueno, hay muchos estafadores por ahí, pero si alguien encuentra confort en la idea
de Dios ¿quién soy yo para criticarlo? Si quieres dejar de fumar, mejorar la relación
con tu pareja, tratar una depresión, hay terapias buenas que sí funcionan. Y si tu
coach te ha dado más confianza en tu vida cotidiana, perfecto, que bien. Lo que sí molesta mucho es el aparentarse, y sé que no todos son así y que muchos han de
tener motivos al menos no cínicos.
Esperaría que la gente que busca sentido en su vida, que quiere vivir bien,
leyera filosofía; creo que la sociedad sería mejor de lo que es ahora. O practique el Arte. Hay muchas formas de
encontrar ese sentido - a través del arte, siendo voluntario en un asilo de ancianos,
avanzando el conocimiento científico, y que bueno porque una sociedad de pura
gente leyendo filosofía sería bastante aburrida, la verdad. Y es claro indicar que todas estas modas lo que hacen es fortalecer la idea del yo, pero la del yo individual y eso me suena peligroso. Por eso, en vez de promover el culto del yo, mejor vivir experiencias que disuelven el yo o
que al menos lo ponen en su debida perspectiva. Esto es lo que la filosofía hace. Como el lente de vidrio, cada idea, cada libro, cada sistema filosófico es un lente
de la imaginación que, en su conjunto, constituyen un gran telescopio o más bien un
caleidoscopio que transforma mi pequeño yo empírico en aquel logos universal en el
que hablaba Aristóteles y Spinoza y Kant. Esos son mis coach, y la filosofía mi
religión.